Como decía mi madre en cada campamento al que me mandaba, no merecía la pena 15 días disfrutando si luego me pasaba dos meses llorando por haberme separado de "mis amigos" del campamento. Pues así sigo, ha sido un trago duro, nunca había tenido un nudo en la garganta durante tantos días seguidos (sí, lo mismo que estáis pensando vosotros también lo pienso yo: suerte que tengo de que todos mis problemas sean una despedida). Unos detrás de otros se han ido despidiendo de una u otra manera mi familia, mis compañeras de trabajo, mis amigos, los amigos de mis hijos,...
Y hablando de hijos... ellos no han salido a su madre, menos mal!!! Adoran a todos, pero están tan entusiasmado con nuestro viaje que no tienen tiempo para añoranzas...
Vamos a dejarlo en un HASTA PRONTO
SONIA
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