Recuerdo que hace ya un tiempo se puso en contacto conmigo una lectora para pedirme mi último libro, hasta ahí todo normal. Me preguntó si podía enviárselo a Irlanda... y en ese momento comenzó una de esas historias que vale la pena conocer.
Ella y su familia estaban decidiendo si enviar a sus hijos un año al extranjero para que aprendieran inglés, pero por otra parte no querían perder un año de contacto con ellos, y más a esas edades en las que parece que el tiempo pasa más deprisa. Por eso tomaron la decisión de irse los cinco durante dos años.
En aquel momento yo estaba buscando ese tipo de historias para mi nueva novela “El Regalo”, historias de personas distintas, personas que se atreven, que no se lo piensan demasiado, que saben que la vida es demasiado corta para vivirla desde un sofá.
Ellos iban contando sus aventuras en un blog y yo lo visitaba periódicamente para saber de su vida.
Y así fue pasando el tiempo hasta que un día les confesé que su historia me estaba influyendo en la escritura de mi nueva novela, que me parecía genial lo que estaban haciendo y poco a poco fuimos cogiendo confianza hasta que un día, sin saber muy bien cómo, surgió la posibilidad de ir a visitarles.
Y así ha sido, hace unos días me fui para allá. Han sido unos días increíbles en los que he compartido la vida con una familia que no conocía de nada, una familia que me ha acogido en su casa con los brazos abiertos, una familia que, aunque ellos no lo sepan, me han dado una lección de vida.
Ha sido una experiencia intensa pues había poco tiempo y muchas cosas que hacer: me recogieron en la estación (llegué en tren desde Dublín); fuimos a una preciosa costa en la que pudimos ver focas; almorzamos en uno de esos lugares que parecen sacados de una película; comimos viendo un partido de Rugbi en un pub lleno hasta los topes; nos hemos mojado (algunos más que otros); conocí SLIGO, visitamos Belfast: sus calles, su Titanic y la historia de algunos de sus muros; me he dado cuenta de lo amables que son los irlandeses... y lo más importante de todo: han compartido unas horas de su vida conmigo, con un extraño que de pronto se les coló en su casa. Aunque, en mi defensa, he de decir que fueron ellos los primeros que se colaron en mi novela.
Mil gracias Luis, Nico, Ro, Su y Sonia, por añadir todos esos momentos a mi vida.
Eloy Moreno
Mercado de St George en Belfast invitando a comer a Susana un crepe que no cabía en la boca. |
Luis...analizamos uno a uno los personajes de mi novela "Lo que encontré bajo el sofá", algunos le gustaban mas que otros. |
Increíbles las horas que pasamos Sonia y yo hablando como si nos conociéramos de toda la vida.Buenos momentos para recordar |
"Los cinco" y uno más en Irlanda |
No me dejaron ni probarlo. |
Saboreando, oliendo, palpando, sintiendo, escuchando BELFAST |
Mujeres de leyenda |
Que bonito tuvo que ser. Me alegro por los seis. Salud.
ResponderEliminarQué curioso!!, jajajaja, somos cinco en la familia, nos vinimos hace un año y medio a Dublín, y nos hemos enamorado de ella. Es dura, es húmeda, es fría, pero hermosa en toda su crudeza.
ResponderEliminarMe alegro que la hayas podido disfrutar y espero que sepas transmitir mejor que nadie porqué la isla esmeralda te atrapa. La próxima te pasas por nuestra casa, siempre abierta a gente interesante.